7 ago 2014

¿Acaso prefieres que mienta?

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Ya llevo tiempo sin verte, el reloj se detuvo hace más de 2 años y sigo sin descifrar qué diablos sucede en mi mente. Pretendo la calma, incluso la promuevo, pero en realidad dentro muy dentro todo es complejo y sin sentido. Ya van 4 meses libre de casi todos los vicios, reemplacé el tabaco por la bicicleta y aún así hay ocasiones en las que quedo sin aliento.
Ya olvidé la última vez que escribí algo con el corazón y al parecer rehuyo de toda muestra de afecto que aparece.
Que si escribe mal, que si no habla con propiedad, que camina medio extraño, se enamoró demasiado pronto, que si tiene esos supuestos síntomas de la gente nociva e insana de la cual también me estoy alejando. Presiento que si sigo así terminaré más sólo que de costumbre (no me molesta la idea)

Creen que me conocen, si ni siquiera me conozco yo. Esta "nueva etapa" dedicada a mi persona se ha salido de control, nadie cumple las expectativas, ni siquiera mi persona. No lo entiendo, pensé que este lado de la moneda sería más divertido, que sería diferente, y quizá lo es, pero lejos está de satisfacerme. Quiero algo más, busco algo más, en realidad nunca lo he buscado, sigo sin hacerlo pero aún falta un eslabón para haberme completo.
Mi vida ha sido demasiado sencilla, "nunca me ha faltado nada", al menos eso creía hasta que esa chispa que ya no siento se apagó.

¿Qué quieres que te diga? Se supone que esto era un recadito de amor, una nota pensando en ella, pero ella no existe, ella siempre está, pero no es ella, nunca es ella, lo siento, no eres tú, pero tampoco es aquella. Ahora resulta que nadie es tan interesante como para tener mi atención. ¿De dónde ha salido toda esta exigencia?

Si buscando pretextos para esconderme del amor.
¿Por qué?
No lo sé.

¿Será que ya nada me apasiona?
¿Alguna vez he sentido esa pasión?

Incluso la esperanza se está perdiendo en la infinidad de mi ser.

El sábado fuimos a una fiesta; nada interesante; quizá estoy envejeciendo, no me sentí cómodo hasta que la vi entrar. Diferente al resto a simple vista, la charla banal y absurda seguía transcurriendo pero mi mente ya estaba en otro lugar, sencilla, discreta, una bonita sonrisa entre toda la falsedad, ni siquiera recuerdo como entablar una conversación, el aburrimiento era tanto que opté por tomar el celular y me puse a jugar, la música de fondo o "el eterno ensayo de la banda local" me sorprendió con el intro de alguna canción conocida de los doors, la vida sigue, la fiesta sigue; mierda; volví a perder. ¿Dónde está mi mente?
Quien diría que la cocina sería la fortuita semilla para que nuestros caminos se cruzaran y no sólo se encontraran paralelamente...

Pero bueno, tal vez te preguntarás qué hacía en esa fiesta donde aparentemente sólo era un fantasma, ¿correcto?

Semanas antes fui invitado cordialmente a preparar los bocadillos para una fiesta de caracter sustentable (bocadillos verdes). En ese lapso, se vieron diversas recetas y se realizaron distintos tipos de bocadillos dulces para amenizar la fiesta. Considerando la edad adulta de todos y la experiencia personal, fui bastante generoso con las proporciones de los ingredientes para complacer al máximo los paladares finos de los comensales. Posterior a la preparación de la degustación, decidí quedarme en la reunión y observar los cambios en la actitud de los antes mencionados, conociendo sólo a 4 personas de la fiesta, y 3 de ellas estaban ausentes y a la otra en realidad casi no le conozco y me da un poco de cansancio platicar con él.

Bien, en medio del lugar, acorralado por la nada e ignorado por el resto de la fiesta, comenzaba a sentirme algo incómodo, con muchas ganas de partir, pero con más ganas de seguir comiendo tremendos bocadillazos.

Perdido en mis sentimientos, saboreando zarzamoras, chocolate y queso, en una base elaborada con plátano, me perdí de la reunión, sólo eramos ese rollo mágico y yo, hasta que un par de miradas nos interrumpieron. Era aquella chica linda, acompañada de uno de los conocidos, señalándome y riéndo, ella también reía pero con todo aquel alboroto, no tenía la menor idea de lo que decían. Era el momento de actuar, me acerqué a ellos y pregunté con jovialidad, sobre qué hablaban acerca de mi persona (pensando efectivamente que reían conmigo y no de mi). El tomó mi hombro y preguntó bastante orgulloso:
"¿Quién preparó los bocadillos?"
Sorprendido lo miré y preocupado le pregunté si no les habían gustado. (quizá era sarcásticamente, no recuerdo con claridad)
Ella me miró y sonrió:
- Están muy ricos
- ¿De verdad?
- Sí, ¿enserio tú los preparaste?
- Sí, que bueno que te gustaron...

Mi perspectiva sobre la fiesta cambió, no importaba si no era divertida, sólo importaba esa bonita coincidencia, justo la única chica con la que me dio curiosidad platicar, fue la única con la que platique en la fiesta. Aunque eso en realidad suene un tanto patético...

Fumamos un poco (sin detalles sobre el "qué fumamos") y estuvimos charlando un buen rato, sobre cosas de la vida cotidiana. Realmente la plática no es relevante y probablemente ni la chica lo sea, ni siquiera sé si volvamos a charlar, ni siquiera sé quien me interese mañana, ni siquiera sé cuánto me dure el gusto, lo que importa es saber que de repente siento interés, hay que trabajar en ello, hay que saber que me detiene a abrir mi corazón, qué me detiene a seguir imaginando un mundo mejor, y escribir cosas agradables, francamente quisiera sentir esa pasión por la escritura como aquella época loca, cuando teníamos 23....

Mneh, ni siquiera me importa revisar la coherencia de lo que en este instante es publicado.

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