7 nov 2011

El estudiante.

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Caminaba con calma regreso a su casa, recordando con esa estúpida sonrisa infantil sus palabras. Una a una se repetían en la atarantada mente del estudiante haciéndole perder la cordura y sorprendiendole a cada momento.
Perdido en sus pensamientos jamás notó que la tarde llegaba a su fin y que aún faltaba mucho para llegar a casa.
¡Qué importa! Realmente que tanto le puede importar si sigue absorto en el mundo de ensueños pensando.
El viento jugando con las hojas de otoño que golpean el cabello del estudiante al tiempo que crujen bajo sus pasos, hace de las suyas esparciendo por cortos instantes el aroma de su perfume que quedó impregnado en su playera.
Él no lo nota, pero en cada bocanada de aire, crece su sonrisa.
No cabe de incredulidad, sorpresa y regocijo, de todas las posibles charlas creadas en su mente, jamás consideró aquella siquiera como una opción.
Un beso en la mejilla, un abrazo tierno y sincero, ¿Qué más puede pedir un estudiante?
El tiempo es lo de menos cuando siente la alegría y la juventud.
El estudiante solo vive su presente, vagos recuerdos del ayer vienen a su mente, pero el viento no lo deja volver atrás, lo empuja con fuerza hacia adelante, mira con la inspiración que se creía perdida el porvenir, nuevas experiencias y aprendizajes vienen en camino, no lleva prisa en su paso.
Sin notarlo su hogar quedó atrás hace mucho, y no tiene intensión de volver aún, sigue caminando ensoñado, feliz de reencontrarse consigo mismo.
Sonríe una y otra vez encantado de la vida, encantado del propio amor.
"Ya vendrá nuestro día, que tanto puede faltar" tararea ligeramente, esa melodía que sin mucho contenido lírico pero bastante sentimiento acaba de inventar.
Se aproxima el amanecer, es hora de regresar y vivir otro día de estudiante. Soñando, pensando y disfrutando las frías mañanas de otoño, contemplando al mundo; rodeando sin cesar (como la vida del estudiante); al siempre brillante sol.

2 comentarios:

aamaya dijo...

...y resulta que sí sabes escribir (:
creo yo, que el estudiante debería guardar esa sensación y hacerla suya cada vez que sea necesario. olvidarse del mundo que y de la situación previa a ese momento y simplemente sonreír al recordar.
muchos besos en la mejilla para ti. abrazos sinceros vendrán más adelante.
(:

Flavio dijo...

hasta me imaginé ese momento, caminando, con los audífonos, aislado del sonido de los carros,